El Comienzo Épico: Nervios, Despedidas y el Primer Kilómetro
La Noche Anterior: Un Ballet de Nervios
La noche anterior al inicio del viaje fue un torbellino de emociones. Empacar la maleta hasta la medianoche y enfrentar la realidad de que debíamos encontrarnos a las 3 de la mañana generaba una ansiedad palpable. A pesar del cansancio, la anticipación me mantenía despierto, pero el agotamiento finalmente triunfó, sumiéndome en un sueño intranquilo.
Despertar a las 3 de la mañana fue como entrar en una nueva dimensión. La urgencia por prepararme rápidamente para el encuentro con mi amigo marcó el inicio de una jornada que cambiaría mi vida.
Los Primeros Desafíos: Equipaje Perfectamente Imperfecto
El reloj marcaba las 4 a.m. cuando finalmente nos encontramos. Montar el equipaje en la moto, una tarea desafiante para un perfeccionista como yo, nos retrasó un poco. Aprendí, con el tiempo, que la perfección no siempre es clave; a veces, lo «suficientemente bien» es perfecto. Mi despedida apresurada con mi pareja, quizás la peor, dejó un sabor agridulce en el inicio de nuestro viaje.
Arrancamos, salimos del parqueadero, y la travesía comenzó. Recorrer las calles de Bogotá en la oscuridad marcó el inicio de una odisea hacia el Eje Cafetero, donde nos reuniríamos con nuestro tercer compañero, Fabio.
Popayán: La Ambición del Primer Día
El objetivo del día era ambicioso: llegar a Popayán en un solo día, una meta desafiante considerando los días largos que se avecinaban. Nuestra intención era salir de Colombia en dos días para maximizar nuestro tiempo en otros países. La velocidad era esencial, apenas deteniéndonos para repostar o comer.
Las horas pasaron, cruzamos la línea y llegamos al Eje Cafetero, donde nos encontramos con Fabio. Avanzamos sin descanso, cruzando el Valle del Cauca y adentrándonos en el Cauca, continuando hacia Popayán.
Popayán: Logro y Anécdota
Después de 12 horas de carretera, alcanzamos nuestro destino. La búsqueda de un lugar para alojarnos fue seguida de un intento de encontrar comida, pero la primera anécdota del viaje hizo su entrada triunfal. @dentistaenmoto había dañado su cámara de celular, un problema común debido a las vibraciones de la moto. Buscamos un reemplazo, y descubrimos que el celular adquirido en el apuro resultó ser un campeón ante las adversidades, resistiendo todas las vibraciones del camino.
De regreso al hotel, dejamos nuestras pertenencias cargando, y nos retiramos a descansar, listos para el siguiente capítulo: «Mañana salimos de Colombia». La ansiedad persistía, pero la felicidad de cumplir un sueño tan grande superaba cualquier nerviosismo.