Amanecer en Popayán: Kilómetros y Emociones a la Frontera
Despertar a la Aventura: Popayán y el Frío Mañanero
El alba en Popayán nos saludó con un toque de frío. Con el hotel careciendo de un parqueadero cubierto, sacamos las motos al amanecer, iniciando el ritual de «calentar» los motores para la jornada que nos esperaba. La meta del día era audaz: atravesar la frontera con Ecuador antes de que el sol se ocultara. Una meta desafiante, ya que desconocíamos la congestión fronteriza que podría robarnos tiempo precioso. Despertar tan temprano tenía su razón, pero la salida se demoró hasta las 6:30 de la mañana, un comienzo nada despreciable.
El rugir de los motores marcó el inicio de nuestro día, con la expectativa de una ruta que prometía ser inolvidable.
Desafíos y Belleza en Ruta: Popayán a Ipiales
Con la advertencia de experiencias anteriores, la ruta desde Popayán se presentaba como una dualidad: curvas espectaculares pero también mantenimiento complicado. Salir de Popayán fue ágil, la ausencia de tráfico a esa hora permitió disfrutar de paisajes impresionantes. La carretera, recién pavimentada, se convirtió en un paraíso para los amantes de las curvas, una delicia que disfruté como un niño en un parque de diversiones.
Superar la parte físicamente demandante de la carretera fue gratificante. Parar a desayunar, con la frontera cada vez más cerca, alimentó nuestras expectativas para el día.
Cruzando Fronteras: Colombia a Ecuador
Pasamos por Pasto, atravesamos Ipiales con tráfico pesado, decidimos postergar la visita a Las Lajas para la vuelta, y nos acercamos a la tan anticipada frontera. La espera parecía eterna, pero el hito llegó más rápido de lo previsto. La emoción y los nervios nos embargaban; todos aseguraban que el proceso sería rápido y sin complicaciones.
Los trámites aduaneros comenzaron. Sellado de pasaportes, des-importación e importación del vehículo, y la inevitable burocracia. Mientras la migración colombiana fue ágil, la ecuatoriana tomó su tiempo, aproximadamente una hora y media. Fotos a las motos, interacción con otros viajeros, y finalmente, estábamos en Ecuador.
De Ecuador con Amor: Ibarra Nos Espera
Eran las 4 de la tarde, y la pregunta surgió: «¿Por qué no avanzamos lo máximo posible hoy?». En retrospectiva, la decisión no fue la más sensata, pues el cansancio ya se sentía. Sin embargo, ansiosos por avanzar, nos lanzamos por las asombrosas carreteras ecuatorianas. La próxima parada sería Ibarra, donde la verdadera aventura estaba por comenzar.
El reloj marcaba las horas, la fatiga se hacía notar, pero el deseo de conquistar más kilómetros nos impulsó. Las carreteras ecuatorianas, majestuosas, nos invitaban a explorar lo desconocido. La verdadera aventura iniciaba en Ibarra.